martes, 26 de febrero de 2008

El inexplicable horror

Al, si no he escrito en todo este tiempo no es porque no quisiera. Y, la verdad, no creo ser demasiado barata, pero eso no tengo que decirlo yo. La verdad es que he estado recuperándome de...

El horror.

El horror de llama "La carretera (The Road)” y es un libro escrito por Cormac McCarthy (editada por Mondadori. Barcelona, 2007. 18'90 euros. 210 págs. Traducción: Luis Murillo Fort). Es el libro que ganó el Premio Pulitzer 2007.

Reconozco que jamás me hubiera acercado a ello de haber dependido de mí, pero un regalo es un regalo, y yo siempre leo los libros que me regalan. Además, hay mucho papanatas que paga muy bien al que dar conversación.

La verdad es que hace mucho tiempo que me he curado en salud con esto de los premios literarios. Pero, ¿quién podía esperar algo así?

No me importa la validez de la obra anterior de McCarthy (que reconozco no conocer en profundidad), aquí sólo hablo de "La carretera (The Road)”. No me extraña que el bueno de Cormac no se deje ver mucho por ahí. Porque hay que tenerlos cuadrados, la verdad. Cúbicos, diría yo.

La carretera es la historia de un padre y un hijo que viajan por una tierra devastada por algún tipo de holocausto (el tío que redactó la solapa piensa que es una guerra nuclear, pero no se nos dice nada en ningún momento), empujando un carrito lleno con las cosas que van mangando por ahí. Por alguna razón, los animales no han logrado sobrevivir a tal catástrofe, mientras los humanos sí. Así que muchos de nuestros congéneres parecen haberse dado al canibalismo, el tráfico de esclavos y quién sabe que otras cosas perversiones culinarias. Pero no se hagan ilusiones. No hay apenas diálogos, ni por ende interacción con otros personajes. Vienes de la nada y acaban en la nada, si es que se puede decir que acaban, que esa es otra. Porque no acaba.

Si ustedes leen otras críticas, verán que se dice que es una gran obra literia, profunda y todo eso. No hagan caso. El emperador está desnudo.

Que yo de eso sé un rato.

Ah, el inexplicable horror

jueves, 21 de febrero de 2008

DÍA DE LA LENGUA MATERNA

Aprovecho el rapa-"polvo" que nos ha echado el bueno de Al para deciros que según me ha informado mi hijo hoy es el Día de la Lengua Materna. Me ha dicho que ha escrito algo sobre el tema, pero me hago un lío con esto de Internet, y no acabo de entender a lo que se refiere. Al, querido: ¿querrá decir que al ser madre tengo derecho a no hacer ninguna fellatio en este día, para festejarlo? ¿O, por el contrario, que sólo podré hacer fellatios para celebrarlo? Porque, claro, el Día del Trabajador se celebra sin trabajar, pero el Día del Botillo lo celebramos en el Prostíbulo embutiéndonos de botillo (¿te acuerdas de los gases que te dio el empacho, Lenna?). Lo dicho, que estoy hecha un lío. Ay, no sé que hacer. Este hijo mío me va a volver loca. Y los clientes esperando...
(Ay, mira, si he sido capaz de poner el dibujín y todo)

Nuevos tiempos, nuevas ideas

LOS CAMINOS DEL AMOR

Huele a soledad el campo
tan breve, tan sin sentido,
bajo un firmamento abierto
de par en par.
¡Apetito
de tierra sola, de tierra
desterrada, de caminos
que nunca llegan a Roma!

La carretera es un río
enjuto que no se acaba
y que no tiene principio.

Pero la esperanza enseña
a creer lo que no vimos;
el aire, la luz, la música,
la palabra...

Desistimos
de andar mirando las cosas,
descubriendo los registros
concretos.

El alto cielo
nos orienta con sus guiños
fulgurantes.

Levantamos
la mirada y transcribimos
su fausta telegrafía:

«¡Para el amor no hay caminos!»


Don Victoriano habla con palabras sabias sobre los caminos del amor. Hace años don Victoriano no hablaba de prostíbulos, ni de pus ni heces, y dedicaba su voz revolucionaria a la denuncia, y también a decir cosas bonitas. El poeta de antes es el reaccionario de ahora.
Creo que es un buen tema para que vosotras, que tanto sabéis del amor, nos dediquéis a todos algunas palabras.

Ha llegado el momento de poner un poco de orden aquí

Dos meses sin trabajar. Da igual lo baratas que seáis, aquí no entra nada desde hace dos meses. ¿Qué os pasa?
Durante días he meditado sobre cuál puede ser la razón de vuestra indiferencia.
Puede ser una de esas "enfermedades de mujeres", esas depresiones imaginarias o cualquier otra tontería.
¿Os habéis enamorado? Espero que no. Eso no es bueno para el negocio, y no tengo ganas de partirle a nadie la cara.
¿Estáis trabajando en otro sitio, a mis espaldas? Mas os vale que no sea así. Porque si no, lo lamentaréis, y mucho. Debéis fidelidad al prostíbulo de Crémer, al menos fidelidad "física".
También pienso que yo tengo parte de la culpa. No os ato corto, no os pregunto de vez en cuando qué tal estáis o si necesitáis algo. Esas tonterías que os hacen felices.
A partir de ahora, esto será otra cosa. Prometo llevar con mano más dura el prostíbulo. Pero vosotras, chicas, tenéis que recordar una cosa: debéis ser fieles a vuestro Crémer.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Madame Cremer ha vuelto a escribir

Estimadas amigas,

quería haceros llegar una buena nueva. Anticipándose a la archiconocida, y por tanto ya no tan nueva, que se espera para el lunes, Madame Cremer nos hace participes en el día de hoy de la publicación de su nuevo libro y de su relación con la Cámara de Comercio.

Siempre volviendo a la eterna analogía, placer a cambio de dinero, Don Cremer saca obra y nosotras no deberíamos perdérnosla.

Me la lean oigan.

martes, 27 de noviembre de 2007

Me llaman la leonesa ....

.... y me tiene marcada, porque no se lo que quiere decir.
Me asalta la pregunta todos los días cuando tras la cena me aseo mi tesoro a la espera del primer cliente que me cubra, ¿qué es ser una leonesa?.

Me decía el otro día mi amiga Laura en el autobús camino del teatro cuando le contaba mi inquietud que para que se pueda decir que eres de un lugar por lo menos tienes que tener unos abuelos que hayan nacido allí. Yo le pregunté inquietada por qué no valía con tener uno de los progenitores que hubiese venido al mundo en ese lugar. Laura no supo contestarme ....

Yo no rezo como lo hace la madre de Laura. Yo leo prosa y ella prefiere la poesía. Yo voto uno y ella al otro. E incluso yo prefiero el Barcelona y ella es del Madriz. Yo nací en León y ella en Pucela.

El otro día la vi manifestando sus deseos de independencia envuelta en una bandera con un blasón leonado y gritando que quería estar "SOLA". A mi me gustan las otras, no quiero excluir a nadie.

Si ella es leonesa y hay tantas cosas que nos diferencian, ¿pertenecemos ambas a la misma tribu?. ¿Valdría simplemente con que las dos queramos ser leonesas para que podamos ser identificadas como miembras de ese grupo?

Al final tengo la sensación de que todas estas reflexiones me crean un vacío, que no estoy aprovechando mi tiempo. Mañana saldré a derrochar los beneficios de mi última noche, ...

... cine, cine, cine, cine .... más cine por favor

miércoles, 14 de noviembre de 2007

El señor Crémer tiene más razón que un santo

Ahora que Madame Crémer y Al han tenido a bien conectar el prostíbulo a ese prostíbulo mayor que es Internet, y superando mi atávico miedo a las nuevas tecnologías -ese miedo que hace que me eche a temblar ante la mera visión de un dildo a pilas-, he decidido dar mi opinión sobre el magistral artículo del señor Crémer, de quien, dicho sea de paso, ignoro su filiación con nuestra queridísima madame, aunque la sospecho cercana.

Básicamente quería darle toda la razón a este Anti-Prometeo castellanoleonés, a este hombre preclaro y clarividente, porque una servidora ha de admitir con vergüenza que sufre blenorragia desde que nos pusieron este ordenador, y eso que en mi vida había sufrido una infección venérea, salvo tal vez aquella ocasión en que cogí un herpes labial por besar a una rata tiñosa y llena de sarna a la que confundí con el vacceo Ratoncito Pérez: fruto de esa insana relación tuve a mi hijo, al que creo que tod@s conocéis aunque sólo sea de oídas.

Bueno, ahora ya sé a qué se referían los informáticos con lo de "tened cuidado con coger virus por culpa de Internet". La frase
"el internet me parece una especie de prostíbulo en el cual se dice todo lo terrible que la sociedad es. Es todo el pus, toda la porquería de la sociedad"
ha sido reveladora, y por eso, ahora que me sobra tiempo debido a mi enfermedad, la he bordado en un mantelillo para enmarcarlo y ponerlo encima del monitor, y así todas lo tengáis muy muy presente.

Ignoraba que supiera tanto de informática, pero cuánta razón tiene Messié Crémer. Me temo que con esta ventana a Internet hemos provocado que toda esa suciedad, ese pus y esas miasmas mefíticas plagadas de enfermedades hayan penetrado en nuestro (casi) inmaculado prostíbulo. Tal vez haya que pedir a la madame y a Al que retiren esa infernal máquina antes de que sea demasiado tarde. O tal vez YA sea demasiado tarde.

PD: Rosa Azul, si no viste al morenito Jimbo a la puerta fue porque tenía su día libre. Curiosamente lo suele gastar en la biblioteca, ese burdel estatal y gratuito que, como bien dice Joanie, ahora quieren hacer de pago. Esa posibilidad enerva a Jimbo, y en ocasiones le he visto en una esquina oscura limpiando su revólver y mascullando exabruptos sobre el asunto. Pobrecito.