martes, 27 de noviembre de 2007

Me llaman la leonesa ....

.... y me tiene marcada, porque no se lo que quiere decir.
Me asalta la pregunta todos los días cuando tras la cena me aseo mi tesoro a la espera del primer cliente que me cubra, ¿qué es ser una leonesa?.

Me decía el otro día mi amiga Laura en el autobús camino del teatro cuando le contaba mi inquietud que para que se pueda decir que eres de un lugar por lo menos tienes que tener unos abuelos que hayan nacido allí. Yo le pregunté inquietada por qué no valía con tener uno de los progenitores que hubiese venido al mundo en ese lugar. Laura no supo contestarme ....

Yo no rezo como lo hace la madre de Laura. Yo leo prosa y ella prefiere la poesía. Yo voto uno y ella al otro. E incluso yo prefiero el Barcelona y ella es del Madriz. Yo nací en León y ella en Pucela.

El otro día la vi manifestando sus deseos de independencia envuelta en una bandera con un blasón leonado y gritando que quería estar "SOLA". A mi me gustan las otras, no quiero excluir a nadie.

Si ella es leonesa y hay tantas cosas que nos diferencian, ¿pertenecemos ambas a la misma tribu?. ¿Valdría simplemente con que las dos queramos ser leonesas para que podamos ser identificadas como miembras de ese grupo?

Al final tengo la sensación de que todas estas reflexiones me crean un vacío, que no estoy aprovechando mi tiempo. Mañana saldré a derrochar los beneficios de mi última noche, ...

... cine, cine, cine, cine .... más cine por favor

miércoles, 14 de noviembre de 2007

El señor Crémer tiene más razón que un santo

Ahora que Madame Crémer y Al han tenido a bien conectar el prostíbulo a ese prostíbulo mayor que es Internet, y superando mi atávico miedo a las nuevas tecnologías -ese miedo que hace que me eche a temblar ante la mera visión de un dildo a pilas-, he decidido dar mi opinión sobre el magistral artículo del señor Crémer, de quien, dicho sea de paso, ignoro su filiación con nuestra queridísima madame, aunque la sospecho cercana.

Básicamente quería darle toda la razón a este Anti-Prometeo castellanoleonés, a este hombre preclaro y clarividente, porque una servidora ha de admitir con vergüenza que sufre blenorragia desde que nos pusieron este ordenador, y eso que en mi vida había sufrido una infección venérea, salvo tal vez aquella ocasión en que cogí un herpes labial por besar a una rata tiñosa y llena de sarna a la que confundí con el vacceo Ratoncito Pérez: fruto de esa insana relación tuve a mi hijo, al que creo que tod@s conocéis aunque sólo sea de oídas.

Bueno, ahora ya sé a qué se referían los informáticos con lo de "tened cuidado con coger virus por culpa de Internet". La frase
"el internet me parece una especie de prostíbulo en el cual se dice todo lo terrible que la sociedad es. Es todo el pus, toda la porquería de la sociedad"
ha sido reveladora, y por eso, ahora que me sobra tiempo debido a mi enfermedad, la he bordado en un mantelillo para enmarcarlo y ponerlo encima del monitor, y así todas lo tengáis muy muy presente.

Ignoraba que supiera tanto de informática, pero cuánta razón tiene Messié Crémer. Me temo que con esta ventana a Internet hemos provocado que toda esa suciedad, ese pus y esas miasmas mefíticas plagadas de enfermedades hayan penetrado en nuestro (casi) inmaculado prostíbulo. Tal vez haya que pedir a la madame y a Al que retiren esa infernal máquina antes de que sea demasiado tarde. O tal vez YA sea demasiado tarde.

PD: Rosa Azul, si no viste al morenito Jimbo a la puerta fue porque tenía su día libre. Curiosamente lo suele gastar en la biblioteca, ese burdel estatal y gratuito que, como bien dice Joanie, ahora quieren hacer de pago. Esa posibilidad enerva a Jimbo, y en ocasiones le he visto en una esquina oscura limpiando su revólver y mascullando exabruptos sobre el asunto. Pobrecito.

Soltad la lengua, malditas

Como si un gato os hubiese mordido la sin hueso o un ataque de timidez hubiese invadido vuestros largos dedos, ahora calláis como lo que sois ... como putas.

Ni reyes bocazas, ni caricaturistas perseguidos como malhechores han conseguido abrir vuestras gargantas.

Pudiera parecer que tan solo estáis a la espera de una nuevo aparición del hermano de Caín, en su camino entre el fango, para regodearos de su 'bi'perina lengua.

Dadme gusto con las vuestras.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Podemos empezar


Siento haberme retrasado, niñas. Pero ya sabéis que el cliente siempre quiere ver lo que hay antes de comprar. Por eso encargué un retrato a un pintor, a quién conocí hace años y ya está listo.

Ya sabéis como son esos artistas, se creen genios y a duras penas son capaces de sostener un pincel sin ayuda. Le hablé de vosotras y me dijo que le gustaría pintaros. No os preocupéis. Ya sólo es capaz de mirar.

Ahora que nos hemos reunido, por fin podemos empezar.

He hecho algunos cambios. Espero que así estaréis más cómodas. Recodad que nuestros clientes suelen ser de cierta edad. No podemos pedirles demasiados esfuerzos. Hay que acercarse para que lo vean todo bien.

No os olvidéis que la competencia es cada vez mayor. Han abierto un prostíbulo nuevo en la ciudad. Madame Figel' ha decidido cobrar un canon por usar las bibliotecas públicas. Se dice que es para las compañeras que han vendido sus escritos, pero se lo repartirán entre el chulo y el comisario, que es lo que ha pasado siempre.

Lo siento por esos jóvenes, vírgenes y casi sin dinero. Antes se acercaban excitados, sudorosos, se podía adivinar un pequeño bulto en sus pantalones, a satisfacer sus más bajas pasiones literarias y no les costaba nada. Ahora irán a ver a otras profesionales. Cobran más, pero les dan lo que ellos quieren, sin esfuerzo. Sólo tienen que tumbarse y disfrutar.

¿Qué será de las que vendían su palabras por unas monedas?. Las que trabajen en locales de categoría conseguirán un buen retiro. El resto, tendrá que salir a hacer la calle, porque hay que comer. Madame Cremer nunca lo ha visto con buenos ojos. Pero nosotras sabemos que no hay más diferencia que entre piratas y emperadores.

Sabéis que os quiero.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

A la puerta del burdel.




Temo a Al y también a Madame Crémer y a Jimbo (aunque dudo que Jimbo exista, estoy segura de que sólo es una invención de Al para asustarnos), les tengo miedo porque voy por libre y no me pliego a la violencia de su celestinaje.
He acabado aquí, lejos del que siempre fue mi mundo, por una serie de acontecimientos trágicos e inesperados. He de venderme pero me niego a ser como ellas: altas, voluptuosas, taconudas… Seguiré siendo baja y rechoncha, continuaré sin maquilarme. Sé que las personificaciones del deseo son infinitas y que con mis zapatos planos y mi cara lavada les quito clientela, quizá por eso me hayan llamado. Ellas son lo que deben ser: yo creo mi propia demanda. «Nadie se encamará contigo», me dijo, mi primera noche, Deisi, una sudamericana recién salida de un cuadro de Rubens que apenas se vestía con un suetador y un culot. «Espera y verás», le contesté segura de mi misma. Entonces llegaron ellos: mis clientes para los que yo brillaba entre tanta mujer rotunda: «Tu insignificancia de rosa azul», así me lo dijo uno de los primeros al oído, «te convierte en la más bella porque, recuérdalo siempre, la belleza es tanto simetría como excepción. Nadie nunca negará la atracción por ellas», continuó señalándome a las chicas de Al por la ventana, «pero el amor, Rosa, es otra cosa»

Al y M. Crémer me han citado en su prostíbulo. Estoy ante la puerta y leo, besando cada sílaba el poema que hay grabado sobre el marco:



Per me si va nella cittá dolente
per me si va nell´etterno dolore
per me si va tra la perduta gente.

Giustizia mosse il mió alto fattore
fecemi la divina potestate
la somma sapienza e il primo amore.

Dinanzi a me non fur cose create
se non etterne, ed io etterna duro
lasciate ogni sperenza voi che entrete.



Llamo. La puerta se abre. ¿Qué será, será?


martes, 6 de noviembre de 2007

Crecen prostíbulos como champiñones

A nuestra Madame Cremer le han salido competidoras.
Madame Cebrián, que por otra parte también ejerce este nuestro oficio vendiendo sus columnas por dinero, ha vomitado una serie de estereotipos sobre internet propios del mismísimo Cremer.
Parece que los llamados intelectuales digieren mal la evolución tecnológica que ha colocado a internet como medio de comunicación de masas y se obcecan en pensar que los usuarios de esta forma de interactuar son solo onanistas con callos en las manos olvidados del Mundo Real.
Quizás esta reunión de amigas que hemos dado en llamar "El prostíbulo de Cremer" pueda quitarles la razón a las Madames, la Cremer, la Cebrián y otras más que sin duda existen.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Las calles que os condujeron a mí

Dicen que, de todas las mujeres, son las meretrices las que mejor comprenden al hombre. No le piden fidelidad, ni le agobian con sus problemas, y saben darle simplemente lo que necesita.

Tenéis que saber que, de todos los hombres, soy yo el que mejor os puede comprender. Sé que necesitáis alguien que vele por vosotras, y que sepa trataros como es debido en cada momento. Seré para vosotras vuestro padre y hermano mayor, vuestro protector y amante. Y cualquier otro hombre será, simplemente, un cliente.

Recordad las calles empedradas por las que llegasteis a mí… y el cocido maragato que os entregué para que os saciarais, sin pedir nada a cambio… excepto, claro está, vuestro cuerpo.

Perdida

Vaccea de amor y cariño. Llena de amor y soledad, no de pus.
Me dicen la perdida, la de moral descuidada pero yo digo que fui olvidada
Por María me dejaste. María, la Maragata.

domingo, 4 de noviembre de 2007

La llegada de Lenna

Como podía suponer que mi decisión de asistir a esa absurda cita en el restaurante me permitiría volver a encontraros. Yo estaba allí por amor.

La ocupante de la mesa que se encontraba más alejada de la entrada llamó mi atención. Cuando la reconocí todo cambio, me acerque a ella ...

El encuentro con Madame pareció no ser casual. Sus palabras me retrotraían a momentos inolvidables. Su proposición era imposible de rechazar.

Tras la conversación ardía en deseos de unirme a vosotras. Deje a mi amor ocupado en sus cosas y me dirigí hacia la casa...

Toc, toc ...

- Hola Jimbo

- Hola preciosa

Yo ya estoy aquí.

Chicas, ojalá que esta vez tardemos en separarnos.

De vuelta a casa

Mis tacones perforan con su sonido la fría oscuridad de la noche. Rehuyo las sombras que me acechan en los portales, y me apresuro por las vacuas calles de esta ciudad norteña. Me precipito por la puerta del local sin que Jimbo, el portero, me detenga. Dentro se escucha sonar un piano, risas y vasos de cristal brindando.
Ya estoy a salvo: por fin he llegado al Prostíbulo de Crémer. Ya estoy en casa. En nuestra casa.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Prólogo.


Madame Crémer.
Fuente de la imagen.



«Yo sigo escribiendo a mano y con una máquina de escribir mala. Soy muy mal mecanógrafo. Las erratas que se cometen en el periódico hay que achacarlas tanto a la ineptitud de los que hacen o hacemos el periódico, como a mi mala caligrafía. Yo no sé andar con ordenador. Me decían que me ponían uno en casa… no quiero nada porque ya es mucha la mecanización de la vida pública y de la sociedad. A mí el internet me parece una especie de prostíbulo en el cual se dice todo lo terrible que la sociedad es. Es todo el pus, toda la porquería de la sociedad. Y es absurdo, ridículo, mantener todo esto para hacer una sociedad más miserable todavía que la que tenemos. Yo no sé manejar un ordenador, ni internet, el fax para mí es latín. No quiero saber nada. Pero por esa razón, porque me parece que todo está utilizado para porquería. Es más, yo no veo la televisión más que cuando hay un partido de fútbol que me interesa porque el resto es sólo ver, dicho con todos los respetos, culos espléndidos, magníficos -que me encantan- y tetas -que también me encantan y me entusiasman-, pero nada más. Y si se hace una exhibición para exhibir eso, huelga que se hable de cultura y de sentimientos



Hoy, 3 de noviembre, en Diario de León, pueden leerlo pulsando aquí.