Como si un gato os hubiese mordido la sin hueso o un ataque de timidez hubiese invadido vuestros largos dedos, ahora calláis como lo que sois ... como putas.
Ni reyes bocazas, ni caricaturistas perseguidos como malhechores han conseguido abrir vuestras gargantas.
Pudiera parecer que tan solo estáis a la espera de una nuevo aparición del hermano de Caín, en su camino entre el fango, para regodearos de su 'bi'perina lengua.
Dadme gusto con las vuestras.
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